Todavía de cuando en
cuando en mi cabeza resuenan los acordes pausados y lánguidos de la
excelente canción de la excelente cabecera de la no menos excelente
serie de televisión True Detective, a la que debo,
entre otras cosas, el descubrimiento de que Matthew McConaughey
tiene dotes actorales, tal y como apuntaba en su interpretación de
asesino a sueldo algo particular en la película Killer Joe.
Hasta entonces, la mejor
actuación de Matthew que servidor recordaba haber visto era
la de 'famoso perjudicado abandonando un local de copas a las
tantas de las madrugada en Madrid'. Lo confieso, en aquella
ocasión la construcción de su personaje me emocionó hasta la
lágrima. Quizás porque en el fondo siempre he sido muy de los
actores del método y porque el bueno de Matthew, entonces, y
sólo entonces, decidió empinar el codo hasta dejar la noche
madrileña sin existencias alcohólicas con el único fin de lograr
aquella mirada perdida de ojos acuosos y aquellos andares
zigzagueantes e inestables con los que regalar a las audiencias de
casi todos los programas de temática rosa del planeta una
interpretación memorable.
Y aunque las malas
lenguas (y las buenas también) siempre me han insistido en que de
actuación hubo más bien poco y sí mucho de borrachera auténtica,
yo, en mi fuero interno, me he resistido a creer que así fuera por
más que el tiempo y las evidencias me inviten a pensar que he
vivido, y vivo, en un error.
Ahora, tras meses de
especulaciones acerca de quién podría meterse en la piel de los
protagonistas de la segunda temporada de la serie, su creador, Nic
Pizzolato, vuelve a jugar
fuerte apostando por otra cara del star-system de Hollywood, el bueno
de Colin Farrel.
Celebro
la elección, del mismo modo que la hubiese celebrado si el elegido
resultara haber sido el gran Tortell Poltrona,
porque eso significa que queda menos para que los nuevos capítulos
de True Detective
lleguen a nuestras pequeñas pantallas y eso, queridos amigos, es una
buena noticia.
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Como diría el Conde Drácula si fuese Blogger: "Pero no se quede ahí plantado y entre por su propia voluntad para opinar libremente"