Anda Mariano Rajoy algo
mohíno desde que ganó las elecciones porque aunque se ha asegurado
ya una pensión vitalicia los vientos de cambio que han de soplar
para alejar los negros nubarrones que amenazan la delicada situación
económica y social que atraviesa España tienen pinta de suave brisa
marina. Estoy casi convencido que en el instante en que se asomó al
balcón de la calle Génova para dirigirse como triunfal ganador de
las elecciones, en mitad de la euforia, le asaltó el pensamiento de
'Jefe de torre de control de Aterriza como puedas', ése que, a la
vista de la dificultad de la empresa a la que se enfrenta, hacer
aterrizar un avión pilotado por un expiloto de guerra con fobia a
volar, consiste en repetirse una y otra vez 'elegí un mal día para
dejar de...'.
Así pues, no es de
extrañar que una de las primeras cartas en jugar el futuro
presidente del gobierno haya sido la del 'preaviso' al ciudadano
acerca de las medidas y acciones del Ejecutivo venidero. No van a
gustar, pero son necesarias. En pocas palabras, el Partido Popular
ultima reformas algunas de las cuales, según la propia formación
política, no destacarán por su popularidad.
Es una buena estrategia
esta de convertirse en el 'Partido Impopular' antes de meter las
manos en la harina. Sienta las bases de la concienciación colectiva,
la terapia grupal que nos va a hacer falta el día en que guarden las
tijeras de 'recortar' y saquen a pasear la 'motosierra' del ajuste.
Porque ese día nos enfadaremos menos. Puede que encojamos los
hombros mientras nos miramos con aquiescencia los unos a los otros.
Al fin y al cabo, estábamos en conocimiento de que algo así iba a
suceder.
Si el 'ajuste' se produce
sobre alguno de los ya practicados por el Ejecutivo saliente, sobre
alguno de los que desde la oposición se criticaron por 'impopulares'
porque suponían un empeoramiento y una devaluación de los recursos
y los servicios que el Estado pone al servicio de sus ciudadanos,
nuestro escozor será distinto. En este caso el mosquito nos ha
advertido de la picada, aunque sin especificar dónde. Seguramente,
usando un término 'popular', en 'los huevos'.
Si se produce en otro
lado, tres cuartos de lo mismo. Mucho 'Afterbite', para que te duela
menos el 'recorte' que te pique.
De este modo, si las
determinaciones del 'Partido Impopular' no logran disipar las dudas
acerca de si se vislumbra o no el sol detrás de las nubes en sus
primeros meses, incluso en su primer año de legislatura, siempre les
quedará el 'os lo dijimos' y la excusa de que 'este muerto' que nos
dejó el PSOE era imposible de resucitar, incluso para George A.
Romero.
Y si por el contrario
funcionan, entonces, jamás habrán dejado de ser populares, aunque
para ello se vieran forzados a serlo.
El caso es tener las
espaldas cubiertas. Pase lo que pase.
Y mientras tanto, muchos
de los que estamos todavía retirando las espinas que la rosa
socialista nos ha dejado clavadas en nuestras carnes y desinfectando
con alcohol las heridas, las gaviotas toman posiciones para cagarse
encima desde las alturas.
Seamos francos, venga
quien venga, estamos igual de jod...