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martes, 22 de noviembre de 2011

Ordenador, ordenador, ¿qué gesto es ese de mi trabajador?


Hoy he dedicado las primeras horas de la mañana a 'customizar' la pantalla del ordenador de mi puesto de trabajo y lo he hecho adornándola con un sombrero de ala ancha y fieltro gris y una vieja y descolorida gabardina marrón, estilo Philip Marlow. Para acabar, he abierto el 'Notepad' y lo he dejado en un rincón de la pantalla. Y es que en días como hoy y con noticias como la protagonizada por Microsoft, me asalta cada vez más la sensación de no estar frente a una herramienta de trabajo sino ante un espía al servicio de los intereses personales y comerciales de uno, dos o más 'Grandes Hermanos'.

Antes, pero, el cerebro tiene estas cosas, me he descubierto pensando en porqué empleamos tantos anglicanismos como 'customizar', por ejemplo. Y me he sorprendido preguntándome en voz alta, ¿qué hay de malo en la palabra personalizar? Una pregunta que ha despertado algunas miradas de extrañeza a la vez que una respuesta escueta de uno de mis compañeros, 'nada, supongo', me ha dicho. He asentido. Habrá quien sostenga que simplemente es menos 'cool', otro anglicanismo a su vez mucho mejor que 'guay'. Y será ese sujeto que para demostrar sus conocimientos informáticos asegurará haber abierto el 'Notepad' en lugar del 'Bloc de Notas'.

Y sin quererlo me he visto llegando a la conclusión de que, si bien puede resultar tolerable el uso de estos términos de vez en cuando, incluso hasta recomendable en ciertas ocasiones, lo cierto es que cada vez más tengo la sensación de leer en 'spanglish' para principiantes, nivel 0. Y no es para nada 'fashion'.

Una vez recuperado el hilo conductor de mi zozobra actual, los ordenadores 'chivatos', no he podido pensar en que la idea de Microsoft supone una vuelta de tuerca más al control del trabajador y un paso más hacia una sociedad laboral 'orwelliana' con el omnipresente 'Gran Hermano' vigilando cada uno de nuestros movimientos.

Hasta ahora era habitual que algunas empresas monitorizasen la actividad de sus empleados a través de programas capaces de medir el uso de los ordenadores en horas de trabajo; para averiguar si esos 'correos electrónicos urgentes' que has de enviar llevan como asunto 'Hoy nos emborrachamos hasta desmayarnos' y como remitentes a 'papipapito@hotmail.com' o 'quepedokvoy@yahoo.com', o si tus búsquedas por Internet para profundizar en estudios de mercados mueren en el 'estudio' anatómico de 'muchaschicas.com', en el de la dureza de los tejidos de las prendas de algún 'outlet' o en el de la posibilidad de contar las bombillas que alumbran la Torre Eiffel el próximo fin de semana gracias a los precios de 'viajestirados.es'.

Unos programas que dejan sobre la mesa del despacho de tu jefe un informe donde detalla el tiempo efectivo de trabajo frente al ordenador de cada uno de sus empleados, el mismo que mientras él se acaba de enterar que 'Gatitasexy' vuelve a estar en línea en el Chat para mayores de 35 de Terra en el que lleva rato haciendo amistades, le sugiere que le pregunte a Pérez, de contabilidad, qué tal se 'chatea' en el de 'MisChats', concretamente en el de 'solter@s madur@s'.

Sin embargo, Microsoft, piensa en ir un paso más allá. La tecnología Kinect, la misma que emplea su consola Xbox para reconocer los movimientos de los jugadores en sus videojuegos sin mandos, le ha abierto las puertas a una nueva dimensión: el control gestual.

Si prospera, Microsoft podría integrar en sus equipos un sistema que reconocería los gestos y la gesticulación de los empleados y advertiría a sus superiores cuando interpretase conductas extrañas o inapropiadas, a la vez que se lo notificaría al propio interesado mediante un mensaje.

'Sr. Giménez, deje de sacarse los mocos y de pegarlos debajo de la mesa. Esa producción no es para nada eficiente en su puesto de trabajo. Cada día pierde de 10 a 15 minutos en la fabricación y posterior plantado de su cultivo de pelotillas. En un futuro le agradeceríamos que empleara ese tiempo a buscar ideas con las que optimizar la gestión de entrada y salida de paquetería de su departamento. Gracias. La Dirección'.

Así que id con cuidado, porque si las empresas ya monitorizan nuestra actividad en Internet en horas de trabajo, si Microsoft, Google y otros gigantes ya lo hacen tanto en el trabajo como en casa, qué no podrán hacer si esta tecnología acaba implantándose.

Puedo verme navegando por Google y según interprete la cara que pongo ante el contenido que me muestra me insertará una u otra publicidad. O abriendo el Word de Microsoft y en función de mi reacción ante lo escrito...borrarlo.

'Esa cara de vicio no es nada bueno. A tu madre no le ha gustado un pelo y desde la cocina me ha ordenado el borrado de lo que estás leyendo'.

En un mundo poco privado, pronto no dispondremos ni del placer de hacer una buena peineta a la espalda de tu jefe después de un rapapolvo sin que el ordenador nos envíe un mensaje:

'Gómez, que le veo...a la próxima, a la puta calle'