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viernes, 25 de marzo de 2011

Musiquito, Leonardo Dantés...'frikis' e iTunes, ingredientes para mi futuro millón de euros

No sé qué demonios hago quemándome las pestañas frente a la pantalla de un ordenador día tras día por un puñado de euros cuando lo tengo todo para triunfar en el mundo de la música: ni tengo oído musical, ni talento como letrista, ni sé tocar instrumento alguno y cantando mis vecinos han llegado a rogar a PETA que acabara con el sufrimiento del animal moribundo que agonizaba de dolor en el interior de mi domicilio. Además de aptitudes de 'triunfito' de última edición, mi visión de negocio me ha llevado a crear un sello discográfico: 'Lefriki Records' para fichar lo más 'granado' de nuestro panorama musical 'alternativo' y aprovechar la extraña atracción que ejerce todo lo 'bizarro' sobre todos nosotros para hacerme de oro vendiendo sus temas remasterizados en iTunes. Lo tengo claro, he decidido que quiero ser la Rebecca Black española.

El caso de esta muchacha comparte ciertas similitudes al de otra de las megaestrellas actuales del efímero firmamento musical adolescente, el cantante Justin Bieber. Ambos alcanzaron notoriedad a través del portal de vídeos Youtube, si bien por vías muy diferentes. 

Porque mientras que al parecer a Bieber -nunca sabremos hasta qué punto todo esto fue producto de márketing- un avispado productor musical, que echó el ojo a sus cualidades artísticas en los vídeos que subía, le ofreció la posibilidad de hacer de él un ídolo de quinceañeras (bastaba dar con un 'look Calimero', que parezca que la cabeza te asoma de debajo de una cáscara de huevo peluda y un par de temas pegadizos), a la pobre Rebecca Black, los mismos 'youtuberos' que elevaron a Bieber a los altares le han dado su ración de fama por la vía inversa, a través de la mofa, la ridiculización y el insulto a su persona y a sus nulas dotes artísticas.

Esta notoriedad bien entendida, por otro lado, es la que Rebecca Black, a sus 13 años de edad, ha sabido rentabilizar hasta extremos insospechados -si bien albergo también serias dudas de hasta qué punto no puede ser fruto de otra magnífica estrategia de márketing- y sobre la que yo he decidido levantar mi futuro emporio. 

Me veo como el Señor Cangrejo en el Crustáceo Crujiente, contando dinero, oliendo dinero y preguntando a mis 'frikis' qué hacen que no están grabando temas como 'El baile del pañuelo', 'Tiene nombres mil, el miembro viril', 'No cambié, no cambié' o '¿Dónde está la mosca, aquí o aquí?'.

¿Y cómo piensa este hombre hacerse de oro a costa de remasterizar hits de 'elementos musicales' del calado de Musiquito, Leonardo Dantés o Tamara, Yurena o cómo se llame ahora esa mujer? 

La respuesta, como ya os he comentado, me la ha dado la propia Rebecca Black y la genial manera de 'positivizar' el aluvión de críticas que han regalado a sus oídos y la viralidad que tanta inquina ha provocado. Y es que con una inversión de 1.400 euros, el dinero que su madre invirtió en grabar la maqueta y el videoclip que puede verse en Internet (no sabemos si por dar un capricho a la niña y una vez visto el resultado se unió a la marabunta de descalificadores o porque creía ciegamente en las 'no aptitudes' artísticas de su hija), la muchacha se habría embolsado la friolera de 1 millón de euros en apenas una semana, según informa portaltic.es. Un negocio redondo, se mire por donde se mire.

Pero...¿de dónde brotan los ingresos? Pues de iTunes. La tienda de Apple suma más de dos millones de descargas del tema que tan popularmente impopular ha hecho a su joven intérprete. 

Esto me lleva a pensar dos cosas; la primera que el talento está muy infravalorado hoy en día, donde prima más el 'envoltorio' que lo envuelto. Segundo, que, en el fondo, tenemos una vena sádica y nos gusta explotarla regalándonos la vista, los oídos, el gusto, el olfato, con aberraciones que de no ser 'flor de un día', una moda o venir avaladas por un buen padrino, un actor, deportista, famoso... seguramente verían menos la luz del día que los Vampiros, de John Carpenter o de cualquier otro.

Y, consecuentemente, a ver el filón por explotar: rentabilizar el talento de los 'sintalento'. No, no es nada nuevo. El mundo está plagado de gente así, pero si Rebecca Black ha podido hacer de ello, como diría Su Majestad, Don Juan Carlos, 'un motivo de orgullo y satisfacción', ¿por qué otros no?

Empezaré con 'Lefriki Records', pero no tardaré en expandirme. Cine, teatro, hasta política. Sí, sí, hay también hay mucho diamante en bruto por pulir. 

PD: Llamadme 'friki', pero a mí me gustan la canción y el cutrevídeo de Rebecca Black