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miércoles, 16 de noviembre de 2011

'Doc' Mas, la sanidad 'McFly' abren la puerta al 'kit del perfecto cirujano'

Los recortes en la sanidad, esos que desde los balcones de la Generalitat de Catalunya han insistido en pregonar que no afectarían a la calidad del servicio, los mismos que han movilizado a los propios trabajadores del sector, a todos, desde celadores a cirujanos para protestar por lo que consideran una precarización salvaje de los recursos y que en muchos pacientes despiertan esa sensación de que la atención sanitaria ha derivado a una política de 'quitarse el muerto de encima', hasta que el 'muerto' se harte o fallezca, literalmente, pueden ser los grandes protagonistas indirectos en los regalos de estas navidades.

El miedo a la muerte ha perseguido al hombre desde el instante en que tuvo suficiente uso de razón como para cometer la insensatez de interrogarse acerca del sentido de la vida y otras preguntas sin respuesta aparente de marcado carácter metafísico y espiritual. Desde entonces, le ha acompañado. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, esta inquietud natural parece haber cedido terreno entre los habitantes de Catalunya, y dejado paso al terror a enfermar.

Es comprensible, si tenemos en cuenta que en los últimos meses ha asistido al cierre de Centros de Atención Primaria, de los servicios de urgencia de algunos hospitales, de quirófanos... así como a la eliminación de camas hospitalarias y de personal sanitario. Y lo mejor de todo, sin que reduzca para nada la calidad del servicio. Nada de nada.

Ya hay quien empieza a llamar 'Doc' a Artur Mas y 'Marty McFly' a la Sanidad catalana, porque a bordo del 'tijeretazo Delorian' ha viajado hasta 1.994. El problema es que nuestro 'Marty McFly', al contrario que el de 'Regreso al futuro', ni tiene condensador de fluzo ni idea de cuándo caerá el rayo en la torre del reloj del Ayuntamiento que le permita regresar a 2.011. Es más, no tiene ni puta idea de dónde está el reloj, si es que hay.

Ante semejante panorama, es normal que en el subconsciente colectivo se haya instaurado el temor a enfermar. Es inevitable. Porque cuando los propios profesionales del sector se quejan de la falta de recursos humanos y técnicos, a uno no pueden sino asaltarle las dudas de la atención que le van a dispensar. Y se imagina tendido en la cama, con la nariz roja y goteando mocos, los ojos hinchados y 39º de fiebre, con su mujer al lado, hablando con sus padres: 

'Tiene un resfriado, lo mejor sería rematarlo, para que no sufra' les dirá mientras carga una escopeta. 'Sí, sí, qué lástima' dirán ellos compungidos. 'Hace un par de años habría ido a Urgencias y se habría salvado, pobrecito'.

Por eso entiendo la huelga de médicos. Incluso aun cuando leyese que el Gobierno de la Generalitat tenía pendiente de aplicar otro tijeretazo, en esta ocasión sobre las nóminas de los trabajadores y ello te incline a pensar acerca de la verdadera naturaleza de la movilización. Es más, la secundo, en todos sus aspectos. Una sanidad de calidad pasa tanto por unas infraestructuras y un material de calidad como por un personal de calidad. Y los salarios forman parte de la ecuación.

Así pues, en lo que se refiere a los regalos de estas navidades, no me extrañaría nada que la gente se lanzara a la caza y captura del 'kit del perfecto cirujano', con bisturí, gorro, guantes, mascarilla y de regalo un algodón para el sudor. El juego 'Operación' se vendería con su veriones, 'cancelamos la intervención por falta de quirófanos' o 'su operación de cáncer de colón no es muy urgente, ya le avisaremos'.

Yo ya he iniciado contactos con varios desarrolladores para aprovechar las nuevas tecnologías y lanzar al mercado una línea de juegos educativos para todas las plataformas; 'Doctor, me opero yo mismo' o 'estos síntomas son inequívocos, tengo...'. Porque visto lo visto, lo mejor es estar preparado para cualquier contratiempo que pueda surgir.