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martes, 15 de marzo de 2011

Perogrullo acierta, ni el espíritu de Oliver Aton puede a la catástrofe, Japón aplaza la liga de fútbol

Estoy anonadado. Lo confieso. La razón de tanta estupefacción la he hallado en el repaso general a la prensa que, a diario, ayuda a todos los músculos de mi cuerpo implicados en la difícil tarea que supone deglutir las 'pastas vampíricas' que pueblan mi despensa. 'Japón suspende la liga de fútbol' titulaba una noticia de la sección de deportes de varios de los diarios que tenía en la mesa. ¿Qué? ¿Por un simple terremoto, un tsunami de nada y una catástrofe nuclear en ciernes? No fastidies. Eso sí, por lo menos los japoneses futboleros residentes en España han respirado aliviados: el Yokohama Marinos no juega el sábado. 

La 'pasta vampírica' (las llamo así por sus semblanzas con esos seres del inframundo, no les ha dado la luz del sol jamás, no se sabe ni la edad qué tienen ni cuánto tiempo llevan morando en las sombras de mi despensa y te 'chupan' hasta la última gota de sangre a fin de poder digerirlas) se me ha atragantado ante la magnitud de lo redactado y de lo que implícitamente suponía: descubrir que albergo una especie de sexto sentido, de capacidad de percepción, porque antes de la publicación de esta noticia yo ya sabía que la liga de fútbol japonesa no se disputaría.

Me he lanzado sobre el teléfono, he llamado a un buen amigo y le he explicado este poder del que hasta ahora no era consciente. Varios minutos después de carcajadas ininterrumpidas, un cambio de pantalón y calzoncillo como consecuencia de tanta risa incontrolada y un 'espera que friego un poco esto, que está hecho un asco', me ha abierto los ojos. 'Es sentido común-me ha dicho- y aunque no entra en la categoría de superpoder, en los tiempos que corren debería ser considerado como tal'.

Muy poca información deportiva debe haber para que alguien considere 'noticiable' algo que cae por su propio peso. O eso o la necesidad de sensibilizarse con la tragedia desde cualquier óptica -me ha dicho también-, algo que, naturalmente, no se logra. Más bien al contrario. Puede llegar a parecer hasta frívolo.

Razón no le falta. No creo que la prioridad de los japoneses en estos instantes sea la de saber si el sábado jugará su equipo o no. No me imagino las labores de rescate: 'Apartamos estos cascotes, apilamos estos otros alrededor y...¡ya tenemos gradas! Ahora ponemos un par de piedras aquí, otras más allá y ¡Voilà, porterías!' Ni el espíritu de Oliver Aton, porque hasta él, capaz de jugar lesionado, borracho, ciego, desmembrado y de cualquiera de las maneras posibles, estaría ayudando a superar este trance a su país, aunque fuera desescombrando a balonazos.

Por suerte aquí la tierra puede temblar hasta quebrar los Pirineos, separar España de Europa y dejarnos a la deriva, que nos movilizaremos, pero el domingo todos al estadio no vaya a ser que alguien se enerve porque 'no hay liga'. Y más si eras uno de los afortunados que iba a disponer de la oportunidad de ganar dinero chutando desde el centro del campo a puerta vacía, en el concurso que celebra el BBVA durante el descanso del encuentro. 'Ayer aquí había un Estadio y hoy es un arrozal, todo anegado'.

En fin. El fútbol...es así.

PD: Todo mi apoyo y solidaridad con Japón.