Uno de mis temores es ver
los árboles que tengo delante de los escaparates de las tiendas de
lujo de mi ciudad con cientos de ahorcados colgando de sus ramas como
grotescos adornos navideños. Y si eso ocurre, espero que por lo
menos tengan la decencia de disfrazarlos de Papá Noel, muñecos de
nieve o cualquier elemento representativo de fechas tan
señaladas como Navidad. Porque si comprar un Cartier de 250.000€
con un montón de cadáveres puede ser incómodo ya de por sí, tener
que hacerlo viendo sus harapientas ropas (sin marca y comprada en grandes superficies) lo puede llegar a ser más.
Y tal y como se desarrollan los acontecimientos, no sería de
extrañar.
Mi temor a los 'árboles
de navidad del ahorcado' viene motivado después de saber que un
hombre, padre de familia, se suicidó ayer en la localidad de
Hospitalet de Llobregat (Barcelona) colgándose del cuello en un
parque cercano a la vivienda de la cual iban a desalojar en breve a
él y a su familia. Ese fue su último recurso a una situación
límite en la que se encuentran más personas de las que nos
pensamos. Un parado de larga duración fruto de esta crisis económica
que se vio obligado a dejar la vivienda en la que vivía con su mujer
y su hija al no poder hacer frente al pago del alquiler y al que la
necesidad llevó a ocupar una de tantas viviendas vacías que
constructoras, bancos, inmobiliarias, no logran colocar en el
mercado.
Su decisión, ilegal, por
supuesto, le supuso enfrentarse a la empresa propietaria del piso,
que no dudó en reclamarle por vía judicial 9.000€ por
semejante 'atropello' y el desalojo de la vivienda. Además, según
recoge en una noticia La Vanguardia, su grito desesperado solicitando
que realojaran a su familia en un albergue porque hacía demasiado
frío para dormir al raso cayó en saco roto en los servicios
sociales.
Quizás esa fue la
puntilla, la gota que colmó el vaso. Era demasiado, más de lo que
podía soportar un hombre en tratamiento por la depresión que
arrastraba a raíz de no encontrar empleo.
Esa misma noticia recoge
el caso de otro padre de familia, ocupa por necesidad igual que el
anterior y sobre el que también pesa una orden de desahucio para el
mes de febrero de 2012. Un hombre al que las autoridades competentes
han emplazado para hablar sobre la custodia de sus dos hijos, un
hombre que asegura no ser más que un padre de familia necesitado,
obligado por las circunstancias a buscar lo mejor para su familia,
alguien que aunque quisiera no podría irse del piso que ocupa.
Después leo las
propuestas que Mariano Rajoy prepara para asegurar a Alemania y
Francia que los españoles y España somos 'guays', que pueden
'ajuntarnos' en la pandilla de los populares del cole 'Europa',
aunque sea para ocupar el puesto de 'recibecollejas'. Es decir, ese
al que todos consideran un pobre desgraciado y que el resto de
miembros del grupo dejan que les acompañe sólo para poder burlarse
de él y pegarle cuando les plazca.
Y me echo a temblar. ¿Una
subida del IVA? ¡Perfecto! Hay que encarecer el precio de los
productos gravando más impuestos porque es la mejor manera de
incentivar un consumo bajo mínimos. Nada mejor para devolverle la
confianza al consumidor que acudirá en manadas a las tiendas en
cuanto se haga efectiva una iniciativa a la que, por otro lado, se
opuso cuando el anterior Gobierno la llevó a cabo. De hecho, debió
ir de un pelo que no compartiese árbol con Tita Cervera. Eso sí,
cada uno con sus protestas.
Pero ya dispuestos a
dinamizar la economía y a 'animar' a la gente a comprar, Rajoy, ha
optado por poner toda la carne en el asador y ve como medida
correctora para la crisis la perentoria necesidad de que los salarios
en España se ajusten a la realidad de su producción. En pocas
palabras, hay que bajar sueldos para ser competitivos.
Porque así sí se va
contento a un establecimiento a comprar. Uno entra con otra cara
cuando lo que antes costaba 30 ahora cuesta 35 y tú que antes tenías
50 en tu bolsillo ahora tienes 45. Entra con la cara de 'deme una
cuerda, la más barata que tenga, pero lo suficientemente fuerte como
para que no se rompa cuando me cuelgue del primer árbol que
encuentre'.
No es que me moleste
rebajar el sueldo para ser competitivo, lo que de verdad me jode es
que con un salario mínimo interprofesional de 700€ España no
consiga ser competitiva, más aún si tenemos en cuenta que en
Alemania se sitúa en el doble, unos 1.400€.
Y seamos realistas, habrá que rebajar mucho para poder ganar la partida en ese juego a otros mercados como el chino, el indio... donde la mano de obra es abundante y barata.
Por todo eso, si esta
Navidad, época de celebración pero también especialmente
melancólica para muchas personas, en vuestras ciudades empezáis a
notar que hay un incremento en la venta de cuerdas y una mayor afluencia de transeúntes que pasean con ellas al cuello mirando al cielo...no lo dudéis,
podad los árboles de vuestras aceras. Evitad por lo menos a los ricos el mal trago de tener que comprar los regalos navideños en una avenida llena de estos 'adornos'.
Eso sí, a mí dejadme intactos los que se encuentren enfrente de los edificios de las instituciones de este país, porque en cualquier momento me dejó caer por ahí, como protesta. Aunque con la suerte que tengo, seguro que aparece Tita Cervera con la policía y los bomberos y además de salvarme me denuncia por 'maltrato arbóreo'.