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martes, 29 de noviembre de 2011

Sr Estado: No puedo pagar impuestos porque mi perro se los ha comido...otra vez

Leo con asombro que más del 84% de los españoles considera que en nuestro país existe un elevado fraude fiscal, que somos especialistas en subterfugios, verdaderos doctores cum laude en materia de 'excusología' a la hora de buscar el modo de tributar poco o nada. Pero mi asombro no recae en el porcentaje de personas que creen que en España los perros están hartos de la dieta del pretexto, es decir, de comer deberes, de degustar informes trimestrales que su amo debía presentar a su jefe o de engullir, otra vez, el dinero ahorrado en un tarro de galletas para pagar impuestos. Mi estupefacción recae en que exista un 16% que crea lo contrario, más si cabe cuando entre ellos me incluyo yo.

Si algo hay para 'ilustrar' a este reducido grupo, que en los tiempos que corren podríamos decir que padecen del 'síndrome de Rosseau' (que no es otro que vivir creyendo la premisa 'el hombre es bueno por naturaleza') que la bondad natural esta corrompida por el dinero, eso, son ejemplos.

Es una reacción innata desde que decidimos erguirnos sobre nuestras patas traseras, de convertirnos en 'humanos'. Desde ese instante, supimos ocupar una de nuestras manos en la recolección de frutos y bayas para alimentarnos y la otra con una gruesa rama para atizar en la mollera a cualquier otro individuo que se nos acercase demasiado. En pocas palabras, el hombre aprendió a defender lo que creía suyo. Y el más fuerte, además, a 'administrar' lo de los más débiles bajo amenaza de abrirles la cabeza de un trancazo si decidían oponerse. Habían nacido los banqueros. No, es broma (pensándolo más detenidamente quizás no tanto).

La situación no ha cambiado mucho desde entonces, salvo que en lugar de frutos y bayas nuestro objeto de 'protección' es el dinero; los billetes y las monedas que, por otra parte, no nos pertenecen, pues son propiedad del Estado. Por eso entiendo la reticencia a buscar fórmulas para pagar lo menos posible, porque el dinero de uno donde mejor está es en el bolsillo.

Sin embargo, nuestra conciencia social, que viene a ser el 'Pepito Grillo' del bien común, nos dice al oído que algo debemos pagar porque de esa recaudación depende la financiación de muchas de las infraestructuras, servicios y prestaciones sociales que disfrutamos. Y pagamos.

Por eso y porque sobre las cabezas de los poco duchos en estos temas siempre planea el fantasma de la 'inspección', que es igual o peor que los de Dickens en 'Cuento de Navidad', pues vienen de golpe el de las 'Inspecciones pasadas', solicitándote todo lo referente a tus compromisos tributarios de los cinco últimos años (algo impensable para alguien que como yo es incapaz de saber dónde está la factura del teléfono móvil de hace tres meses), presentes, con idéntica reclamación pero del ejercicio en curso y futuras, que en forma de 'multazo' negocia el modo de fraccionar su pago en los próximos lustros.

El problema está en los 'Ebenezer scrooge' que sí saben cómo evitar a estos fantasmas. Porque suele darse la coincidencia que son los que más tienen y eso les permite disponer de 'cabezas pensantes' especializadas en buscar esos pequeños resquicios legales que permitan a sus jefes ahorrarse unos millones de céntimos, que sumados representan unos cuantos millones de euros.

Y por supuesto, en los que directamente, incurren en toda clase de artimañas ilegales ya sea en su propio beneficio como en el de las empresas de las cuales están al frente. ¿Cuántos días se despierta uno con el titular 'destapada una trama para evitar el pago a Hacienda'?

Llegados a este punto leo también con sorpresa el 'avance tecnológico' que ha desarrollado un grupo de investigadores norteamericanos, cómo no, para dilucidar el grado de cirugía de Photoshop al que ha sido sometida una fotografía. Me resulta fascinante. Para mí es algo más próximo a la brujería o la magia que a la ciencia. Pero lo cierto es que con un método matemático se puede averiguar cuán ha sido retocada una fotografía e incluso mostrar cómo sería la original.

Sin dejar de pensar en 'el milagro de las arrugas y los pliegues' que este ingenio puede obrar en los rostros de muchas de las 'celebrities' que aparecen en portadas de revista y en pósters publicitarios, en carteles de propaganda electoral con políticos más milenarios que el 'Halcón' de Han Solo, etc... me asalta una duda...podrían aplicar ese mismo 'concepto matemático' a detectar el fraude fiscal.

Ya veo a las Instituciones aplicando el programa a, por ejemplo, declaraciones de Hacienda, IVA o IRPF.

'Esta declaración ha sido 'Photoshopeada' en un total de quince ocasiones para lograr evitar el pago de x cantidad. El verdadero aspecto de la declaración es el siguiente...'