Leo con asombro que más del 84% de los españoles considera que en
nuestro país existe un elevado fraude fiscal, que somos
especialistas en subterfugios, verdaderos doctores cum laude en
materia de 'excusología' a la hora de buscar el modo de tributar
poco o nada. Pero mi asombro no recae en el porcentaje de personas
que creen que en España los perros están hartos de la dieta del
pretexto, es decir, de comer deberes, de degustar informes
trimestrales que su amo debía presentar a su jefe o de engullir, otra vez, el
dinero ahorrado en un tarro de galletas para pagar impuestos. Mi
estupefacción recae en que exista un 16% que crea lo contrario, más
si cabe cuando entre ellos me incluyo yo.
Si algo hay para 'ilustrar' a este reducido grupo, que en los tiempos
que corren podríamos decir que padecen del 'síndrome de Rosseau'
(que no es otro que vivir creyendo la premisa 'el hombre es bueno
por naturaleza') que la bondad natural esta corrompida por el dinero,
eso, son ejemplos.
Es una reacción innata desde que decidimos erguirnos sobre nuestras
patas traseras, de convertirnos en 'humanos'. Desde ese instante,
supimos ocupar una de nuestras manos en la recolección de frutos y
bayas para alimentarnos y la otra con una gruesa rama para atizar en
la mollera a cualquier otro individuo que se nos acercase demasiado.
En pocas palabras, el hombre aprendió a defender lo que creía suyo.
Y el más fuerte, además, a 'administrar' lo de los más débiles
bajo amenaza de abrirles la cabeza de un trancazo si decidían
oponerse. Habían nacido los banqueros. No, es broma (pensándolo más
detenidamente quizás no tanto).
La situación no ha cambiado mucho desde entonces, salvo que en lugar
de frutos y bayas nuestro objeto de 'protección' es el dinero; los
billetes y las monedas que, por otra parte, no nos pertenecen, pues
son propiedad del Estado. Por eso entiendo la reticencia a buscar
fórmulas para pagar lo menos posible, porque el dinero de uno donde
mejor está es en el bolsillo.
Sin embargo, nuestra conciencia social, que viene a ser el 'Pepito
Grillo' del bien común, nos dice al oído que algo debemos pagar
porque de esa recaudación depende la financiación de muchas de las
infraestructuras, servicios y prestaciones sociales que disfrutamos.
Y pagamos.
Por eso y porque sobre las cabezas de los poco duchos en estos temas
siempre planea el fantasma de la 'inspección', que es igual o peor
que los de Dickens en 'Cuento de Navidad', pues vienen de golpe el de
las 'Inspecciones pasadas', solicitándote todo lo referente a tus
compromisos tributarios de los cinco últimos años (algo impensable
para alguien que como yo es incapaz de saber dónde está la factura
del teléfono móvil de hace tres meses), presentes, con
idéntica reclamación pero del ejercicio en curso y futuras,
que en forma de 'multazo' negocia el modo de fraccionar su pago en
los próximos lustros.
El problema está en los 'Ebenezer scrooge' que sí saben cómo
evitar a estos fantasmas. Porque suele darse la coincidencia que son
los que más tienen y eso les permite disponer de 'cabezas pensantes'
especializadas en buscar esos pequeños resquicios legales que
permitan a sus jefes ahorrarse unos millones de céntimos,
que sumados representan unos cuantos millones de euros.
Y por supuesto, en los que directamente, incurren en toda clase de
artimañas ilegales ya sea en su propio beneficio como en el de las
empresas de las cuales están al frente. ¿Cuántos días se
despierta uno con el titular 'destapada una trama para evitar el pago
a Hacienda'?
Llegados a este punto leo también con sorpresa el 'avance
tecnológico' que ha desarrollado un grupo de investigadores
norteamericanos, cómo no, para dilucidar el grado de cirugía de
Photoshop al que ha sido sometida una fotografía. Me resulta
fascinante. Para mí es algo más próximo a la brujería o la magia
que a la ciencia. Pero lo cierto es que con un método matemático se
puede averiguar cuán ha sido retocada una fotografía e incluso
mostrar cómo sería la original.
Sin dejar de pensar en 'el milagro de las arrugas y los pliegues' que
este ingenio puede obrar en los rostros de muchas de las
'celebrities' que aparecen en portadas de revista y en pósters
publicitarios, en carteles de propaganda electoral con políticos más
milenarios que el 'Halcón' de Han Solo, etc... me asalta una
duda...podrían aplicar ese mismo 'concepto matemático' a detectar
el fraude fiscal.
Ya veo a las Instituciones aplicando el programa a, por ejemplo,
declaraciones de Hacienda, IVA o IRPF.
'Esta declaración ha sido 'Photoshopeada' en un total de quince
ocasiones para lograr evitar el pago de x cantidad. El verdadero
aspecto de la declaración es el siguiente...'