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lunes, 5 de diciembre de 2011

Técnico en 'pajillas' profesión de futuro contra una crisis donde los artículos de lujo se venden más que nunca

Esta crisis económica a la que de bautizar con nombres igual que a los huracanes los expertos la podrían haber llamado 'Othar', porque al igual que la que fue montura del Rey de los Hunos ha secado los brotes verdes que el anterior Gobierno creyó ver crecer hace muchos meses, no parece ver la luz al final del túnel. Por otro lado, quizás deba considerarse la posibilidad que más allá de las patas económicamente herbicidas de 'Othar', el problema haya sido más de quienes creyéndose unos Rodrigo de Triana en avistamiento de duración de crisis económicas han acabado por demostrar que sus facultades visuales no van más allá que las de 'Romepetechos'.

Sin embargo, independientemente de si e ha sido por la falta de vista de la clase política o porque en verdad 'Othar' es letal con los 'brotes verdes', lo cierto es que esa luz que adivina la salida del túnel es más incierta que la que ven los futuros 'contactos' de Anne Germain. Se sabe que está, pero nadie la ha visto. Y lo peor de todo, no parece que la vayan a ver en bastante tiempo.

No es de extrañar pues que en los periódicos aparezcan noticias como la publicada en LaRazón, donde aseguran que desde que la crisis le asestó una patada en la entrepierna a la economía mundial los varones españoles han incrementado en un 20% las donaciones de esperma, porque la esterilidad financiera no es cosa de broma y hay quien se toma muy en serio eso de: 'encuentro trabajo por mis cojones'.

Y así es. No sé si es posible convertir el arte del 'tocamiento' en una profesión de futuro, igual que técnico en energías renovables, si algún ministerio puede llegar a ofrecer subvenciones para formar a 'onanistas' y enseñar técnicas para ganar en cantidad y calidad, reconociendo al colectivo con una titulación necesaria para diferenciar a un 'técnico social en autoamado' de un simple 'pajillero', pero lo cierto es que cuando el hambre aprieta...

De hecho, aprieta tanto que uno siente hasta vergüenza ajena cuando se encuentra con sucesos como el recogido por ABC, un atraco frustrado en el que los delincuentes han empleado los puños como armas.

El motivo no es tanto el robo, que ya de por sí es execrable, si no por el hecho de haberse vistos obligados a robar a puñetazo limpio. ¿En qué país vivimos donde unos atracadores no tiene ni para un triste cortauñas de los chinos con el que poder amenazar al tendero de turno? De nuevo la crisis, que no entiende de sectores.

El botín, unos 200 euros, habría podido ser reinvertido en 'maquinaria' para el trabajo. Quizás un cuchillo de esos de un metal indefinido que se dobla si el filete es algo más grueso que un dedo o un paquete de esos de plástico, blancos, que no estamos para derroches. Siempre y cuando sobrara algo después de pagar facturas, hipotecas, colegios...

Por eso, aunque uno sí se preocupa y se cabrea, no se asombra cuando lee que en España el primer semestre de 2011 cerró con una cifra récord de desahucios, un 28% más respecto al mismo período en 2010, que ya pulverizó marcas.

Si ni los ladrones tienen dinero para comprar una caja de palillos con la que intimidar en sus asaltos y cada vez más son más numerosos los que 'trabajan por cojones' o 'con sus cojones', es normal que hacer frente al pago de cuotas hipotecarias resulte inasumible.

Lo peor es que mientras el número de familias que pierde su vivienda por no poder pagar hipoteca continúa creciendo, igual que el de viviendas vacías y el alumbramiento de una nueva clase social, el de la 'familia urbana trashumante', esa que vaga de casa de un familiar a otro, a la espera de tener un lugar donde establecerse, las ventas en el sector del lujo este año han registrado un crecimiento del 25%.

Así pues, la crisis sí sirve para algo: hacer a los pobres más pobres y a los ricos más ricos.