Esta crisis económica a
la que de bautizar con nombres igual que a los huracanes los expertos
la podrían haber llamado 'Othar', porque al igual que la que fue
montura del Rey de los Hunos ha secado los brotes verdes que el
anterior Gobierno creyó ver crecer hace muchos meses, no parece ver
la luz al final del túnel. Por otro lado, quizás deba considerarse
la posibilidad que más allá de las patas económicamente herbicidas
de 'Othar', el problema haya sido más de quienes creyéndose unos
Rodrigo de Triana en avistamiento de duración de crisis económicas
han acabado por demostrar que sus facultades visuales no van más
allá que las de 'Romepetechos'.
Sin embargo,
independientemente de si e ha sido por la falta de vista de la clase
política o porque en verdad 'Othar' es letal con los 'brotes
verdes', lo cierto es que esa luz que adivina la salida del túnel es
más incierta que la que ven los futuros 'contactos' de Anne Germain.
Se sabe que está, pero nadie la ha visto. Y lo peor de todo, no
parece que la vayan a ver en bastante tiempo.
No es de extrañar pues
que en los periódicos aparezcan noticias como la publicada en LaRazón, donde aseguran que desde que la crisis le asestó una patada
en la entrepierna a la economía mundial los varones españoles han
incrementado en un 20% las donaciones de esperma, porque la
esterilidad financiera no es cosa de broma y hay quien se toma muy
en serio eso de: 'encuentro trabajo por mis cojones'.
Y así es. No sé si es
posible convertir el arte del 'tocamiento' en una profesión de
futuro, igual que técnico en energías renovables, si algún
ministerio puede llegar a ofrecer subvenciones para formar a
'onanistas' y enseñar técnicas para ganar en cantidad y calidad,
reconociendo al colectivo con una titulación necesaria para
diferenciar a un 'técnico social en autoamado' de un simple
'pajillero', pero lo cierto es que cuando el hambre aprieta...
De hecho, aprieta tanto
que uno siente hasta vergüenza ajena cuando se encuentra con sucesos
como el recogido por ABC, un atraco frustrado en el que los
delincuentes han empleado los puños como armas.
El motivo no es tanto el
robo, que ya de por sí es execrable, si no por el hecho de haberse
vistos obligados a robar a puñetazo limpio. ¿En qué país vivimos
donde unos atracadores no tiene ni para un triste cortauñas de los
chinos con el que poder amenazar al tendero de turno? De nuevo la
crisis, que no entiende de sectores.
El botín, unos 200
euros, habría podido ser reinvertido en 'maquinaria' para el
trabajo. Quizás un cuchillo de esos de un metal indefinido que se
dobla si el filete es algo más grueso que un dedo o un paquete de
esos de plástico, blancos, que no estamos para derroches. Siempre y
cuando sobrara algo después de pagar facturas, hipotecas,
colegios...
Por eso, aunque uno sí
se preocupa y se cabrea, no se asombra cuando lee que en España el
primer semestre de 2011 cerró con una cifra récord de desahucios,
un 28% más respecto al mismo período en 2010, que ya pulverizó
marcas.
Si ni los ladrones tienen
dinero para comprar una caja de palillos con la que intimidar en sus
asaltos y cada vez más son más numerosos los que 'trabajan por
cojones' o 'con sus cojones', es normal que hacer frente al pago de
cuotas hipotecarias resulte inasumible.
Lo peor es que mientras
el número de familias que pierde su vivienda por no poder pagar
hipoteca continúa creciendo, igual que el de viviendas vacías y el
alumbramiento de una nueva clase social, el de la 'familia urbana
trashumante', esa que vaga de casa de un familiar a otro, a la espera
de tener un lugar donde establecerse, las ventas en el sector del
lujo este año han registrado un crecimiento del 25%.
Así pues, la crisis sí
sirve para algo: hacer a los pobres más pobres y a los ricos más
ricos.